lunes, 23 de enero de 2017

CONSEJOS PRÁCTICOS DE ESCRITURA



Tal y como hemos explicado en otras entradas, un traductor profesional capta el mensaje del texto original y lo adapta a la lengua y cultura de destino. Asimismo, es capaz de reconocer el estilo del autor y mantenerlo en su traducción. Pero, ¿cómo lo consigue? Pues bien, además de conocer las lenguas y culturas de trabajo, un buen traductor tiene que saber escribir. Solo así se puede plasmar el mensaje y el estilo del autor en una traducción. 
 
Así pues, si te interesa la traducción o quieres mejorar tus habilidades de redacción, a continuación, te damos una serie de consejos prácticos de escritura. Estos te ayudarán a redactar cualquier tipo de documento. Además, también te pueden ayudar a reconocer la calidad de otros textos y traducciones. 

  1. Qué quiero escribir y por qué: es muy importante tener claro el motivo por el que se escribe y cuáles son las ideas principales. Con este fin, podemos hacer un esquema con estas ideas y ordenarlas de manera lógica antes de empezar a redactar. 
  2. Para quién escribo: hay que conocer al destinatario del texto (un familiar, el director de una empresa, un compañero de trabajo, etc.). De esta manera, sabremos cómo dirigirnos a esa persona y qué es lo que a esta le interesa saber.
  3. Estructura: todos los textos deben tener una introducción, un desarrollo y una conclusión o desenlace. Así, el lector puede comprender y reconocer las ideas principales. Una buena manera de estructurarlo es ordenar el contenido en párrafos. Si hacemos un esquema de las ideas antes de escribir, conseguiremos una estructura más sencilla y lógica.
  4. Relaciona ideas y conceptos: para que el texto tenga sentido y pueda leerse como si fuera una sola unidad, es necesario que las ideas y los párrafos tengan relación entre sí. Para ello, se utilizan los marcadores del discurso (en primer lugar, además, asimismo, por el contrario, finalmente, etc.). Estos encadenan las diferentes ideas y permiten una lectura más fluida y agradable.
  5. Facilita la comunicación: para conseguir una comunicación clara, es necesario que el texto sea lo más legible posible. Por este motivo, es mejor no abusar de los adjetivos y adverbios, evitar repeticiones de palabras, colocar los verbos de manera lógica, utilizar palabras cortas y sustituir palabras comodín (eso, cosa, bueno, hacer, haber, decir, etc.) por otras más concretas.
  6. Sé conciso: elimina toda la información que no sea relevante. De lo contrario, el destinatario se perderá y se cansará de leer antes. Si solo añadimos la información necesaria, mantenemos el interés del lector y la comunicación será más cómoda.  
  7. Puntuación: se utiliza para marcar las pausas y la entonación en un documento escrito. Por tanto, si se puntúa correctamente, este será más fácil de comprender. En principio, recuerda poner comas cuando sea necesario, utiliza frases cortas y evita hacer párrafos de una sola frase. Sin embargo, la puntuación es un tema algo extenso, por lo que, si os interesa, podemos dedicarle una entrada.
  8. Revisión: lee el documento final unas cuantas veces y modifica todo aquello que sea necesario. Asegúrate de que está todo el contenido preciso, revisa la estructura, la ortografía, la gramática, etc. Finalmente, ponte en la piel del lector, asegúrate de que la información es comprensible y relevante desde su punto de vista.


En definitiva, siéntete a gusto y cómodo con lo que escribas. Ya sea un relato o un informe, si disfrutas redactándolo, obtendrás mejores resultados. Además, tu texto es el fruto de tu trabajo y de tu esfuerzo, así que siéntete orgulloso de él.