Quisiera comenzar este post
citando una frase del Premio Nobel de Literatura, José Saramago, quien en
relación con el trabajo de la traducción, apuntó: “... los escritores hacen
la literatura nacional y los traductores hacen la literatura universal”.
Y qué razón tiene, pues los
traductores desempeñan un papel mucho más complejo de lo que a simple vista
puede parece. Cuando una empresa de traducción asigna un texto a un traductor
profesional se deben tener en cuenta varios factores. El primero es que el
profesional tenga experiencia, esté preparado y/o sea experto en la materia
sobre la que versa el documento a traducir, pudiendo así aportar la calidad y
precisión necesarias a la traducción encargada.
Del mismo modo, es muy importante
que los traductores sean personas nativas en la lengua de destino de dicha
traducción para que los matices del significado y el estilo comunicativo del
cliente puedan mantenerse. Una buena traducción es aquella que provoca en el
público la misma reacción que el texto original; y para ello el profesional
encargado de realizarla debe ser capaz de adaptar el sentido del humor, los
giros literarios y los juegos de palabras al texto traducido.
Podríamos decir que una traducción
es aquella que, de manera fidedigna, refleja con suma exactitud el contenido
del texto de origen y que ha sido adaptada de manera escrupulosa, por el
traductor, a la cultura y costumbres de la lengua de destino. Muchas veces he
oído decir que la buena traducción es aquella que NO se nota que es una
traducción, valga la redundancia.
No debemos olvidar que, antes de
que la traducción llegue a manos del cliente, SIEMPRE, debe pasar primero por
los “minuciosos” ojos de un corrector profesional, que, al igual que el
traductor, debe contar con las características de un lingüista, ser un experto
en la materia en cuestión y especialista en la comunicación intercultural para
mantener viva la frase que tanto escuchamos en este mundo de la traducción...
“la esencia del texto”.
Me gustaría, pues terminar este
post como lo comencé, citando a un literato de talla mundial, como Gerge
Steiner, Profesor Emérito del Churchill College, escritor y teórico de la
literatura: “... Sin la traducción habitaríamos provincias lindantes con el
silencio”.
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